El Ayuntamiento de Miguel Esteban (Toledo) dedica una calle a Maritornes, criada moza, y puta en la venta que don Quijote imagino ser castillo (Capítulo XVI del Quijote, primera parte)
El Quijote es una inmensa novela de novelas, hiperrealista, escrita en clave de humor, se supone que para evitar que la Inquisición , o Santa hermandad, empapelara a Cervantes o le convirtiera en un pincho moruno. Porque en aquella época toda obra literaria, y no literaria, debía pasar la censura eclesiástica. Y Cervantes tenía el suficiente talento como para burlar la férrea vigilancia de los hábitos censores de la iglesia católica.
Miguel Esteban es un pueblo de La Mancha toledana muy singular. Desde que se recuperó la democracia en España nunca ha tenido un Ayuntamiento de izquierdas (el único Ayuntamiento de izquierdas se conformó entre febrero de 1936 y enero de 1939). Siempre ha gobernado la derecha.
El Ayuntamiento de Miguel Esteban (Toledo), gobernado por el PP, ha decidido dedicar una calle, en una de las ampliaciones del pueblo, junto a la carretera que lleva a El Toboso, a Maritornes, criada moza y puta en la venta que don Quijote imagino ser castillo. No es broma.
Cervantes describe a Maritornes, en el Capítulo XVI del Quijote, primera parte, de la siguiente manera: “Servía en la venta, asimesmo, una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera…
Más adelante continúa:
–¿Cómo se llama este caballero? –preguntó la asturiana Maritornes.
–Don Quijote de la Mancha –respondió Sancho Panza–, y es caballero aventurero, y de los mejores y más fuertes que de luengos tiempos acá se han visto en el mundo.
–¿Qué es caballero aventurero? –replicó la moza.
–¿Tan nueva sois en el mundo que no lo sabéis vos? –respondió Sancho Panza–. Pues sabed, hermana mía, que caballero aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador. Hoy está la más desdichada criatura del mundo y la más menesterosa, y mañana tendría dos o tres coronas de reinos que dar a su escudero.
–Pues, ¿cómo vos, siéndolo deste tan buen señor –dijo la ventera–, no tenéis, a lo que parece, siquiera algún condado?
–Aún es temprano –respondió Sancho–, porque no ha sino un mes que andamos buscando las aventuras, y hasta ahora no hemos topado con ninguna que lo sea. Y tal vez hay que se busca una cosa y se halla otra. Verdad es que, si mi señor don Quijote sana desta herida o caída y yo no quedo contrecho della, no trocaría mis esperanzas con el mejor título de España…
Más adelante Cervantes explica las aficiones carnales de la moza:
“Había el arriero concertado con ella (Maritornes) que aquella noche se refocilarían juntos, y ella le había dado su palabra de que, en estando sosegados los huéspedes y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase. Y cuéntase desta buena moza que jamás dio semejantes palabras que no las cumpliese, aunque las diese en un monte y sin testigo alguno; porque presumía muy de hidalga, y no tenía por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta, porque decía ella que desgracias y malos sucesos la habían traído a aquel estado”…
En el texto queda claro que Maritornes, además de moza de venta, se ocupaba de satisfacer otras necesidades físicas de los arrieros. Y queda mucho más claro que la pasión cervantina de los próceres municipales migueletes (gentilicio de los nativos y vecinos de Miguel Esteban) les ha llevado dedicar una calle a Maritornes, criada moza y puta en la venta que don Quijote imaginó ser castillo. Todo un acierto, aunque parece producto de la ignorancia. El socarrón de Miguel Cervantes, de existir el cielo de los justos o el infierno de los pecadores, se estará tronchando de risa: una calle dedicada a Maritornes.
Nota: si algún lector conoce otras calles dedicadas a Maritornes, por favor me indique el pueblo o pueblos.
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