sábado, 2 de diciembre de 2017

LA GASTRONOMÍA EN "PASOS EN LA NIEBLA" NOVELA NEGRA DE PABLO TORRES



En las novelas negras de Pablo Torres, la gastronomía ocupa un lugar importante, para definir unos modos de vida. En las grandes ciudades, predomina la cocina internacional: desde el sushi japonés al kebabh turco, de origen griego. En “Pasos en la niebla" (The sky road)” (Ediciones Atlantis, 2017) encontramos las siguientes referencias gastronómicas:

Foto: Pablo T. Guerrero (Wicklow, 2017)
COMIDA JAPONESA.- Encontramos una comida tradicional japonesa, una  “kaiseki”, definida por Laura como:

“una experiencia espiritual y estética en un conjunto preparado para el deleite de los sentidos, música incluida. El local, cuidado hasta el último detalle, tenía espacios separados: luz tenue, música minimalista suave que llega sin estruendo. Les sirvieron un menú “Ichiju sansai”, un bol de arroz, una sopa y tres acompañamientos, empezando por un “sashimi”, una lámina de pescado crudo –Tad lo miró con recelo–. Después un platillo a la parrilla, con “renkon” (raíz de loto) y “takenoko” (brotes de bambú); para cerrar con un platito de carne cocida a fuego lento, hecha con cerdo, vaca, pollo, cordero y caballo. Para el sushi, salsa de soja y wasabi; para diferenciar los sabores, unas láminas de jengibre.

Empezaron la comida y empezaron las dificultades para Tad. Los palillos, o “hashis”, se le cruzaban entre los dedos de la mano derecha, dificultando coger los productos; y el wasabi, elaborado con raíz de rábano picante, le incendió la boca. Un vaso grande agua apagó aquel pegote verde extendido por el interior de la boca: le había abrasado, dormido la lengua y el paladar” (Cap. 3. LAURA).
 
En "Pasos en la niebla" (Ediciones Atlantis) hay espacio también para los mega-exquisitos que sólo beben agua minerales de alto precio:
AGUAS MINERALES.- En esta sociedad de consumo, donde priman los valores del capitalismo, las aguas  minerales se han convertido en un producto de lujo, comparable al caviar. Así lo ve reflejado Tadeus Kunzt:

“El chef le indicó que disponía de agua mineral sin gas Lauquen, reserva de La Patagonia argentina, obtenida de los hielos de los Andes a cuatro grados de temperatura; también tenían aguas de Chateldon (Francia), Cloud Juice (Australia) e Iskilde (Dinamarca)…” (Capítulo 5. El señor D).
 Foto: Pablo T. Guerrero (Hotel Marfield. Gorey, Irlanda)

MENÚS CAROS, CARÍSIMOS.- La nueva gastronomía o Alta Cocina, ¿cómo podía entenderse? Se han impuesto los menús caros, carísimos; las raciones pequeñas, pequeñísimas. Tadeus, Eduardo y un cliente de la Agencia cenan en un restaurante renombrado, con muchas estrellas michelín, michelón…

“El primer plato sería bacalao del día, traído desde el Atlántico norte, crudo, troceado, dispuesto sobre una “cama” de yogur con menta y pepino temprano cultivado en Madagascar, laminado y especiado con cardamomo y semillas molidas de cilantro, con pepitas de sal del Himalaya y bayas de enebro de un bosque de hayas.

                El segundo plato sería anguila ahumada con madera de roble americano, en fosa caliente, acompañada de una crema “all i pebre”, complementada con ciruelas pasas hervidas en vino de Oporto.

                El plato principal sería un chuletón limpio de buey de Kobe, criado conforme a la más estricta tradición japonesa de Hyogo. El maitre les explicó que el buey de Kobe, un toro castrado, fue introducido en Japón en el siglo II, como animal de carga para el cultivo del arroz; que estos animales recibían masajes templados en los lomos, con sake; que los bueyes escuchaban música clásica, para relajarse; y que una vez a la semana les daban un cubo de la mejor cerveza checa…” (Capítulo 5. El señor D).
MERLUZA.- Cuando tiene que comer sin tratar de deslumbrar a nadie, Tadeus pide platos de la mejor gastronomía:

“Fueron a comer al restaurante de una casa regional, donde les sirvieron una excelente merluza, acompañada de un vino blanco joven, afrutado” (Capítulo 6. EMMA).
COCINA IRLANDESA.- Una parte de la novela se desarrolla en Irlanda. Tadeus Kunzt tiene que adentrarse en unas maneras de alimentarse que le son extrañas. Algunos platos pueden sorprendernos: Ostras con cerveza, Irish stew, Chowder...
 Foto: Pablo T. Guerrero (Hollywood, Irlanda, 2017)

OTRAS CON GUINNESS.- “Callejeando se topó con el Temple Bar […] Se decidió a entrar y, en medio de aquel barullo de gente, fue capaz de pedir ostras, acompañadas de una pinta de Guinness, rompiendo su norma de no beber alcohol, salvo casos especiales […] El sabor le resultó complejo, difícil de definir: mar y cerveza negra con retrogusto a café, estimulando el paladar…” (Capítulo 8. DUBLÍN).

IRISH STEW.- “En la planta alta, en el restaurante, degustaron un auténtico “Irish Stew”, el guiso nacional irlandés. Les sirvieron grandes platos del estofado elaborado con cordero, patatas, cebollas, zanahorias… cocidos con cerveza negra, junto con unos boles de verduras hervidas y puré de patatas como acompañamiento. Les resultó un plato contundente, de los que quitan el hambre” (Capítulo 8. DUBLÍN).

CHOWDER.- “Le sirvieron “Irish sea chowder”, plato sabroso y contundente, una sopa cremosa de origen francés donde se podían ver trozos de lomos de salmón, bacalao, merluza, gambas peladas. Los mejillones adornaban el conjunto, donde las patatas y los trocitos de zanahoria, complementaban el sabor. Le explicaron que el “Irish sea chowder” había sido preparado a partir de un sofrito leve de la cebolla, apio, zanahoria, cebolleta… añadiendo agua hasta que empezó a hervir, añadiendo después las patatas, el salmón, el bacalao y las gambas. Hicieron la crema, con leche, nata líquida y vino blanco; engordaron la crema con mantequilla y harina de trigo para obtener una textura especial. Junto al plato pusieron rebanadas de pan de molde, hecho con trigo, centeno y soda… y una fuente mediana con patatas, de la que hubieran podido comer tres personas” (Capítulo 9. CLIFDEN).

         SALMÓN FRESCO, FISH and CHIPS.- En el pueblo de Clifden indican a Tadeus Kunzt que hay distintos restaurants en lo que comer bien:

En la Market Street está (restaurante) “Cullens”, donde pueden comer salmón fresco de Connemara o el “Irish Lamb stew” (estofado irlandés de cordero). También tienen “Beef´n Guinness” o “Fish and chips”, ahora frito con aceite (normalmente de palma). Los antiguos (irlandeses) los freían con grasa (de vaca). Tienen una buena tarta de Rhubard” (Capítulo 9. Clifden).
 Foto: Pablo T. Guerrero (Hollywood, Irlanda, 2017)

SALMÓN DE CONNEMARA.- “Tad pidió salmón ahumado de Connemara, ofrecido como el mejor pescado de la región; Javier se decidió por un “Fish and chips”, también con bacalao de la zona. Ambos platos fueron acompañados de fuentes de patatas fritas, asadas, en puré… Y su correspondiente pan casero de soda. Renunciaron al postre: no podían acabar la comida” (Capítulo 9. CLIFDEN. Página 97).
EL BENDITO MACKEREL.- En otro restaurante, Tadeus y Javier vuelven a degustar platos irlandeses:

       "Decidieron aliviar la sed en el “Oliver´s”, donde fueron bien recibidos. Javi no renunció a sus pintas de negra. Tad sacó fuerzas de flaqueza y renunció a la bebida sacra irlandesa. En el menú del día anunciaban como plato fuerte una ensalada de mackerel o caballa, en sus distintas presentaciones: fresco, ahumado, en conserva” (Capítulo 9. CLIFDEN).
BACON and CABBAGE.- En Kilkenny ofrecían “Bacon and cabbage” (panceta con coles o coliflor) y setas calientes “Hot musrooms” y crema de queso con tomillo (Capítulo 12. Smithwick´s Experience).

DESAYUNO BRUTAL.- En toda Europa central y del norte desayunan de forma brutal. Tadeus se sorprende de que se pueda engullir tanta comida poco después de levantarse:

“En el comedor del hotel hicieron un desayuno frugal: unos cafés con leche y unas “muffins”, grandes magdalenas mantequillosas con frutos del bosque, selectivamente arándanos y frambuesas. Ver comer en las mesas próximas, a las nueve de la mañana, una bandeja de salchichas, béicon, huevos fritos, judías y pan de soda, más otros embutidos, soliviantó sus estómagos (Capítulo 12. Smithwick´s Experience).

PORRIDGE.- Forma parte del desayuno, especialmente para los niños. Tadeus y Javier hablan del porridge:

                –¿Has comido alguna vez porridge? –Tad, dirigiéndose a Javier–.

                –En una ocasión. Quise probarlo, porque hay gente que desayuna con esa papilla de avena azucarada. Pero la verdad es que no me gusta. Es demasiado dulce al paladar, aporta demasiadas calorías. Luego supe que era el desayuno de los presos y decidí no volver a comer esas gachas blanquecinas, que les encanta a los niños (Capítulo 12. Smithwick´s Experience).


 El Pub "French", en Gorey, uno de los lugares
preferidos de Pablo Torres (Foto: Pablo T. Guerrero. 2017)
 PATATAS CON QUESO FUNDIDO.- Plato de origen normando, las patatas irlandesas mejoran con un buen queso que se funda:

“… se impuso su fuerza de voluntad para rechazar la bebida sacra: “Mejor agua de grifo para no enturbiar la cabeza”. Y para no beber a palo seco, pidió unas patatas asadas con queso fundido: un aperitivo contundente para recuperar fuerzas después de haber recorrido la ciudad en sus lugares más emblemáticos” (Capítulo 12. Smithwick´s Experience).
BACON Y REPOLLO.- Plato de la Cocina tradicional irlandesa, recomendable para los paladares del sur, acostumbrados a la gran comida española. Notarán la enorme diferencia de sabores:

       Eligieron menús diferentes, como de costumbre. Tad quiso un plato tradicional, antaño de familias pobres: “bacon and cabagge” (béicon y repollo). Javier pidió una “chowder” de primero, con salmón, bacalao, marisco y crustáceos; y un “Colcannon”, un puré de patatas con hojas de col y cebolla” (Capítulo 13. La casa de St. Michael Street).

John Cleggan
Macroom. Cork, Munster, Ireland
25 de noviembre 2017