Cuando se recuperó la democracia en España, tras la larguísima dictadura de Franco, muerto en 1975, los "transicioneros" se cuidadron mucho para llegar a beneficiosos acuerdos y elaborar una Ley electoral absolutamente tramposa, la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, que regula las elecciones al Congreso y Senado, las Elecciones municipales... a medida de los grandes partidos, que en nada refleja la realidad de las votaciones en España. Por esa Ley, no todos los votos tienen igual valor: los partidos mayoritarios y grupos nacionalistas obtienen torticeramente más diputados con menos votos, en algunos casos con diferencias escandalosas. Hay por tanto una sobrerepresentación de los grandes y un infrarrepresentación de los pequeños partidos.
En las Elecciones Autonómicas celebradas en Andalucía, el domingo 22 de marzo del 2015, se comprueba una vez más hasta qué punto la Ley Electoral española es una ley tramposa, cercana al pucherazo:
ANDALUCÍA [marzo 2015]
PSOE 1.409.042 votos 47 diputados / 29.980 votos = 1 diputado
PP 1.064.168 votos 33 diputados / 32.248 votos = 1 diputado
Podemos 590.011 votos 15 diputados / 39.334 votos = 1 diputado
Ciudadanos 368.988 votos 9 diputados / 40.998 votos = 1 diputado
Izquierda Unida 273.927 votos 5 diputados / 54.758 votos = 1 diputado
Por supuesto, los grandes partidos (PSOE y PP) no quieren cambiar una ley electoral tramposa que les beneficia y perjudica a los pequeño partidos. Y por supuesto, siempre hay supuestos "expertos" bien pagados, que justifican eso que se llama el Sistema corrector D´Hondt, que es un eufemismo, algo así como legalizar el pucherazo. Nos dicen que hay que corregir distribuciones territoriales, o incluso facilitar la gobernabilidad... simplemente se rompe el principio de un ciudadano un voto para favorecer a unos y perjudicar a otros.
En Andalucía, en las últimas elecciones, por cada 29.980 votos, el PSOE obtenía un diputado. Izquierda Unida necesitó 54.785 votos (24.805 votos más) para obtener un diputados. Entre Podemos, Ciudadanos e izquierda Unida tienen más votos que el Partido Popular (1.232.926 votos) y sin embargo tienen menos diputados: 29 frente a los 33 del Partido Popular. El pucherazo es evidente.
Los resultados reales, que reflejarían lo que realmente votaron los andaluces, aplicando que cada partido político obtuviera un diputado por cada 29.980 votos, tal y como ha conseguido el PSOE cada uno de sus diputados, serían los siguientes:
PSOE 47 diputados
PP 35 diputados
Podemos 19 diputados
Ciudadanos 12 diputados
Izquierda Unida 9 diputados
¿Por qué los pequeños partidos no presentan batalla legal para cambiar la Ley Electoral en los tribunales, en el Parlamento Europeo, en todos los foros internacionales? Es amsolutamente incomprensible que no peleen por cambiar una Ley Electoral absolutamente tramposa, que les perjudica y limita sus posibilidades de acceso a gobiernos locales, autonómicos o nacionales. No es aceptable que si un partido obtiene un diputado con 100 votos, a otros se les exija 200 votos. No hay proporcionalidad: las corporaciones locales, los parlamentos autonómicos y el parlamento español no representan la realidad del voto emitido, distorsionando gravemente la voluntad popular democrática.
En España no hace falta llegar al pucherazo para obtener más diputados. La propia Ley Electoral es el pucherazo. Una democracia no puede permitirse aberraciones electorales.
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