En Madrid, España, en la
actual sede del Partido Socialista de Madrid, en la sala donde los franquistas juzgaron y
condenaron al poeta Miguel Hernández, hay una pequeña muestra dedicada a la Memoria Histórica. Merece la pena verla, recordar a todos los que lucharon por
la libertad y la democracia. Los franquistas trataron de borrar su memoria.
Pero no lo han conseguido. Sus huesos están ahí, recordando día tras día
su causa, la causa de la libertad y la democracia.
España es el
único país de Europa occidental que ha tenido una dictadura, tras la guerra civil (1936-1939), que ha durado cuarenta
años (abril de 1939- noviembre de 1975), dos generaciones; sostenida con brutalidad
y terror. Las potencias occidentales, Francia, Inglaterra, Estados Unidos..., consintieron la dictadura de Franco por simples
intereses económicos y estratégicos. Los gobiernos de los EEUU instalaron sus
bases militares, los ingleses siguieron tranquilamente en Gibraltar, riéndose
de las pretensiones del pequeño y sanguinario dictadorzuelo. Pero Franco y sus
falangistas dejaron para la posteridad un legado de terror: las fosas
comunes, donde mal enterraron a más de 150 cincuenta mil republicanos
demócratas, asesinados mayoritariamente con posterioridad a 1939, una vez
finalizada la guerra civil. Son los vestigios más evidentes del genocidio
franquista.
La derecha española, de raíces franquistas, no quiere saber nada de las
fosas; o no quiere reconocer el genocidio franquista, o le importa muy poco que
ese legado de sangre y terror se perpetúe para su vergüenza y la del conjunto
de España. Y no suelen interesarse en exhumar los restos de los asesinados para
darles entierro digno. Ignoran la
Ley de Memoria Histórica –una ley hecha con miedo a la
derecha y a la iglesia católica–, porque es una ley que no obliga. La Ley recomienda y para la
mayoría de la derechuza española, esas recomendaciones no tienen el menor
valor: se las pasan por la entrepierna. Hacen y deshacen a su antojo: España es
su finca particular, desde hace siglos.
Tomás Gómez, secretario general del Partido Socialista de Madrid, declaró
que “La recuperación de la memoria histórica no obedece a una revancha. Se
trata de dignidad, pese a que algunos quieren reescribir la historia de España
y borrar aquella dictadura y golpe militar que desencadenó esa profunda herida
que fue la Guerra Civil.
Hay un clamor social para recuperar esa memoria. Esos que se ofenden cuando les
decimos que son los nietos de los que robaron la infancia y la vida a muchos
españoles, y que son los herederos políticos de la dictadura, son aquellos que
nunca condenaron la dictadura. Y reivindicar a nuestros muertos, a nuestros
exiliados políticos y a los del exilio económico, que fueron también resultado
de aquella dictadura, es un ejercicio necesario para que seamos dueños de
nuestro futuro y recordemos que el enemigo de la izquierda nunca es la izquierda”.
La exposición estará
abierta hasta el 25 de enero del 2013, en la sede del PSM en Callao. Hay
paneles explicativos y una fotografía de una fosa común a tamaño real, del
Monte La Andaya,
en Lerma (Burgos), donde se hallaron más de 60 restos de cuerpos, incluidos los
de toda la corporación municipal de 1936
de Aranda del Duero y, al menos, un diputado.
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