sábado, 12 de mayo de 2012

SEAN PENN VISTO POR UN "CRÍTICO DE CINE" DELIRANTE




Ver a Sen Penn con un peluquín, caracterizado de mujer, te deja pasmado. ¿Qué tipo de película habrá hecho? Quise saber más, para valorar y decidir si acercarme a un cine para ver el largometraje.

Hace unos días, en una estación del metro de Madrid (España) vi un cartelón publicitario, el anuncio de una película de Sean Penn: “Un lugar donde quedarse”, subtitulada “This must be the place”. Mi primer auto-comentario fue sobre mi pésimo inglés. Mi primera traducción: “Este debe ser el lugar”. Pero no. La traducción correcta es/debe ser la del título: en España ofrecen traducciones "literales".
            Ver a Sen Penn con un peluquín, caracterizado de mujer, deja algo pasmado. ¿Qué tipo de película habrá hecho? Quise saber más, para valorar si acercarme a un cine y ver el largometraje.
            En el diario El País, del viernes 11 de mayo, encontré lo que llaman una “crítica de cine”: “Rumbo a alguna parte” (vida & artes. Página 49), firmada por Jordi Costa, un supuesto experto en cine: porque se supone que hay expertos en el Séptimo Arte, que te resumen los contenidos de las películas y te indican sobre las excelencias o maldades de una película.
            Tras leer la reseña, incluido un críptico sumario, “han construido un excéntrico artilugio tragicómico”, uno se queda pasmado. Se tiene la sensación de tomadura de pelo… o se llega a la conclusión de que ser “crítico de cine” es un oficio delirante, en el que se consumen substancias que alteran la percepción de la realidad. Porque no hay persona humana, o extra-terrestre, que sepa de qué va la película. Y además, ¿qué es un excéntrico artilugio tragicómico?
            El periodista, o lo que sea, Jordi Costa debe sufrir algún tipo de desorden mental: ejerce o practica un oficio delirante, extravagante… y de puro extravagante, llega a ser extrabogavante. ¡Qué delirios, que tonterías se marca el amigo!… ¿Le pagan por escribir y publicar estas sandeces? No estaría de más pedir un poco de piedad para con los lectores del periódico, evitarles tamañas mamarrachadas.
            Es fácil llegar a la conclusión de que dentro del delirante oficio de “crítico de cine” hay distintas escuelas filosóficas y psicológicas. El artículo “Rumbo a alguna parte” debe formar parte de los más profundos análisis psico-freudianos. Ejemplo: “Pagoda era una estrella venida a menos de la canción ligera italiana: cocainómano, mujeriego y misántropo, rememoraba su vida desde la posición privilegiada del demolido, a través de una voz narrativa infectada de nihilismo, pero imantada por cierta inclinación a lo sórdido y por su habilidad para el contrapunto grotesco…”. Es difícil decir más chorradas en menos palabras.
            En suma, que después de leer la “crítica” del delirante “crítico de cine” reseñado, no se sabe de qué va la película: ¿una reconstrucción biográfica de un misántropo y mujeriego, que consumía cocaína?
            Es lamentable que un medio de información de prestigio como el diario El País ofrezca una plataforma a un tipo, atrapado en su palabrería de baratillo, para divulgar delirios y tonterías. Este pobre hombre no sabe ni escribir ni expresarse. ¡Qué lástima!

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