martes, 18 de abril de 2017

EL LABERINTO DE LOS NIÑOS PERDIDOS. NOVELA DE PABLOTORRES



TEJIERON UN ENTRAMADO DE FALSAS MUERTES
PARA ROBAR Y VENDER NIÑOS RECIÉN NACIDOS



La novela ofrece un catálogo de las trabas con que la “Justicia”, la Iglesia y la Administración protegen todavía, en nuestros días, la impunidad de quienes, amparados en su oficio de médico o comadrona; y en una malsana forma de entender la religiosidad y la decencia, pero espoleados por menos nobles intereses crematísticos, tejieron un entramado de falsas muertes de bebes y de remuneradas adopciones, bajo la cobija del régimen político y clerical imperante
Como un niño perdido me he sentido yo leyendo muchas páginas de la nueva entrega de las aventuras de Tadeus Kunz, el peculiar detective creado por Pablo Torres, al hacer mía la impotencia de los investigadores para penetrar la densa telaraña de intereses que oculta la trama criminal orquestada para el robo de niños durante los últimos años del franquismo e incluso ya avanzada la Transición.
En “El laberinto de los niños perdidos”, nuestro protagonista sigue al frente de la agencia de detectives que creó tras renunciar a su profesión de arquitecto y asume ahora el caso de la búsqueda de la verdadera identidad de la madre de un hombre, adoptado por una familia desde su nacimiento, que sospecha haber sido un “niño robado”.
Más que suspense, la novela ofrece un catálogo de las trabas con que la “Justicia”, la Iglesia y la Administración protegen todavía en nuestros día la impunidad de quienes, amparados en su oficio de médico o comadrona y en una malsana forma de entender la religiosidad y la decencia, pero espoleados por menos nobles intereses crematísticos, tejieron un entramado de falsas muertes de bebes y de remuneradas adopciones, bajo la cobija del régimen político y clerical imperante.
Eduardo, el socio de Kunz, y su empleada, Laura, mantienen un amplío protagonismo en esta nueva novela, lo mismo que las dos mujeres en que se debaten los afectos de Tad: Emma e Ivana. Aunque en esta nueva entrega habrá novedades en torno a este duelo.
También está presente la original mecánica investigadora del detective, inspirada en la cinta de Moebius (“una polea sin fin, pero de una sola cara”), aunque en esta ocasión el recorrido lleve siempre al punto de partida: la cerrazón de los ficheros y de sus guardianes.
Al llegar a la última página nos asoma la curiosidad de conocer en que vericuetos se adentrará Tadeus en la siguiente entrega de la saga. Quedamos a la expectativa.

José Julio Rodríguez
Madrid, 19 de abril de 2017

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