miércoles, 17 de julio de 2013

[Des] CONSIDERACIONES SOBRE “EL LADRÓN DE SUEÑOS”





Pablo Torres tiene en su bibliografía obras literarias importantes. Su primera gran obra literaria es “El cuplé de la geisa”, que estuvo precedida por una narración corta de gran interés: “El hongo de la sabiduría”. Antes de llegar a “El ladrón de sueños” escribió “El doncel”, una extraordinaria historia sobre Martín Vázquez de Arce, doncel de Sigüenza.


Texto: John Cleggan[1]


Extrañas referencias literarias me llevaron a interesarme por un autor español, Pablo Torres; y una obra, El ladrón de sueños. El autor aparecía por Internet, firmando algunos centenares de artículos de bibliofilia, publicados en una revista especializada: Noticias Bibliográficas. En esa publicación leí que presentó una pequeña narración de carácter erótico: En brazos de Carlota, texto inicialmente publicado en “Noticias Bibliográficas”, en un número especial dedicado a los libros eróticos.

            Mis búsquedas me llevaron finalmente hasta el autor, Pablo Torres, también periodista y fotógrafo, premio Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico 2005, que suele utilizar un buen número de freudónimos –¿reflejo de distintas personalidades?–, porque unas veces es Gabriel Argumánez, otras es Patricia Montero; y otras más firma como Esteban Zapata o Hermógenes Ramos… un puro caos a lo Fernando Pessoa.

            Pablo Torres tiene en su bibliografía obras literarias importantes. Su primera obra literaria, que ha manifestado que no quiere publicar por entender que hay datos auto-biográficos que serían malinterpretados; por precisar que la obra necesita de una nueva redacción, no tiene un nombre definido. Su último título provisional fue Los ojos de María. Su primera gran obra literaria es El cuplé de la geisa, que estuvo precedida por una narración corta de gran interés: El hongo de la sabiduría. El autor seguiría una línea cervantina de escribir temas muy serios en clave de humor: “El Quijote es una obra hiperrealista –dice el autor–. Cervantes escribió muchas de sus obras en clave de humor, para evitar una posible intervención de la Inquisición, entidad católica que no se andaba con chiquitas y que te mandaba a la hoguera sin contemplaciones”

Las obras literarias de Pablo Torres se construyen aparentemente como piezas deshilachadas de literatura, donde predomina el humor. Hay que dejar claro que Pablo Torres no pertenece a ninguna tribu o familia literaria: no forma parte de la Literatura industrial actual, ofrecida como mercancía de consumo por las grandes editoriales, que venden libros como podrían vender tomates; no forma parte de la alta burguesía, acaparadora de los resortes económicos para marcar las líneas culturales. Pero bajo ese aparente humor de sus obras literarias, subyacen todo un conjunto de críticas a unos sistemas de castas sociales y económicas, que masacran sin piedad a los ciudadanos medios, que elimina los espacios de y para la libertad. La libertad y la democracia son quimeras para ingenuos y desinformados.

            Quizá me adentro en un laberinto, sin dejar un rastro fiable para salir del entramado de calles que llevan a ninguna parte; pero debo dar alguna información previa del autor, que también tiene un buen número de obras no literarias, relacionadas con la historia de su pueblo natal, Miguel Esteban, en La Mancha toledana; o con propia La Mancha, en sus ensayos. Entre su producción de no ficción, tres buenas obras: El puchero de don Quijote (Madrid, Noticias Bibliográficas, 2005), Extravíos por La Mancha alta (Madrid, Noticias Bibliográficas, 2005), Los años oscuros en Miguel Esteban. Represión y fascismo en Castilla-La Mancha (Madrid, Ed. Almarabú, 2008).

            La producción menos conocida de Pablo Torres está en sus Cuadernos de Viajes. Mención especial merecen los de mi país, Irlanda, donde el autor analiza las costumbres de un pueblo con sus propias señas de identidad, forjadas en su lucha contra el invasor inglés, que les colonizó y esclavizó. Pero no se pueden olvidar sus textos y fotografías sobre distintos pueblos de España, en sus viajes de trabajo o de vacaciones. También son de interés sus Memorias de un kalamar, anotaciones de sus experiencias vitales y visión del mundo, iniciadas en 1997; aunque el kalamar ha evolucionado hacia La hiena hepática, con el hígado afectado por tener que filtrar y depurar exceso de basura.

            La novela El ladrón de sueños, finalizada en marzo del 2010 y editada en septiembre de ese mismo año, en una reducidísima tirada de 35 ejemplares, narra un conjunto de episodios bufos protagonizados por perturbados internados en un centro psiquiátrico o manicomio. En ese mundo tan cerrado y angustioso, la realidad no tiene nada que ver con la realidad de las llamadas personas normales o cuerdas. Los perturbados o enfermos mentales fabrican sus propias realidades, interpretando el mundo desde su particular óptica, condicionado y contaminado por influencias televisivas. Mariano Caín Bloody Mary, un tipo chillón, está obsesionado con liquidar el vaticano; Sidia y Keita, blancos como la nácar, dicen ser videntes africanos; Juanito HD, un rockero pasado de años, canturrea todo el día “yo sólo lo hago en mi moto”; Leonardo, infantil en sus actos, es el hombre invisible que todos ven…

Pablo Torres utiliza locos, en un espacio cerrado, asfixiante, opresivo, para analizar la irracionalidad del mundo actual: ¿Están cuerdos los que fomentan guerras para vender armas? ¿Son normales los que amasan fortunas con el sudor y la sangre de los obreros? ¿Tiene alguna lógica gastar la vida en un trabajo insano y mal pagado? La novela es un recorrido, sin concesiones, por la estupidez humana: ecologismo y cambio climático, absurdas tendencias y modas, fanatismo religioso, hechicería de baratillo, exagerado culto al cuerpo utilizando silicona o bótox, presunto arte hecho a brochazos, gastronomía minimalista, fraudulenta medicina naturalista, tontonovelas televisivas… todo un repertorio de valores alterados por el capitalismo más salvaje y destructivo: inadvertido, inadvertible, poroso…

“Cuidado con lo que escribes, John, que esto es España –me puntualiza, con alguna preocupación–. Si me presentas como un buen escritor, de producción propia, sin plagiar a nadie, no tardarán en acusarme de resentido, desconocido, amargado, envidioso, fracasado… Aquí, si vendes 3.000 ejemplares de un libro, en alguna editorial de postín, eres un semi-dios, candidato a formar parte de la historia de la literatura. Pero si eres un coyote solitario, que no le haces la pelota a nadie, que no te entiendes con los editores porque son unos ignorantes, te desprecian. No te olvides de que tengo fama de izquierdista, radical e intransigente… simplemente porque no soporto a los tontos y a los mediocres, aunque son la inmensa mayoría en este país. Tu artículo me puede elevar a la categoría de los resentidos”.

            El ladrón de sueños te hace reír… pero también te hace pensar. Un capítulo de la novela te lleva a otro… o puedes leerlo como narración corta individual. Los occidentales vivimos en sociedades aparentemente libres, si nos quedamos en las fachadas y enunciados. Pero en cuanto rascamos un poco y vemos lo que la piel esconde, nos asustamos: unos pocos esclavizan a las mayorías, previamente embrutecidas y alienadas con sistemas educativos sutiles, diseñados para alienarnos y embrutecernos. Unos pocos, los poseedores de los medios de propaganda, manipulan la realidad hasta convertirla en una masa de plastilina moldeable a su voluntad: la realidad es la que te dicen que es, no la realidad real que ven tus ojos. Te ofrecen son trampantojos, advertidos como realidad real. Y lo que es peor: no parece haber solución. Las cosas seguirán igual o peor: dictaduras con apariencia de democracias, minorías económicas saqueadoras, privilegios y esclavitud, alienación… En "El ladrón de sueños", si se sabe leer, se explica el mundo actual a partir de la lógica de los locos, hoy llamados enfermos mentales.




Macroom, pueblo del sur de Irlanda.

Martes 16 de julio de 2013.








[1] Macroom, Irlanda, 1970.