sábado, 23 de febrero de 2013

1981. UN AÑO MARCADO POR EL GOLPE DE ESTADO DEL 23-F




La transición política en España (1975-1982) se hizo como se pudo, aunque a punta de pistola: hubo miles de atentados y cientos de asesinados. La Transición nunca fue ejemplar. El año de 1981 estuvo marcado por el golpe de Estado del esperpéntico Tejero, militar de perfil franquista dispuesto a que España volviera a la dictadura.
El texto que se ofrece tras este párrafo corresponde a mis Memorias del año 1981 como periodista del diario PUEBLO, en el tardo-franquismo y primeros años de la Transición. El título de las memorias es "Artículos y fotografías. Diario PUEBLO. Febrero de 1969 - octubre de 1983". El periódico, en sus orígenes órgano de expresión del sindicato vertical franquista, fue cerrado en 1984.
Unos días antes del golpe de Estado, perpetrado el 23-F, se produjo 
un sorprendente aterrizaje de un ovni en Fuentecén (Burgos).

El contexto histórico en el que nos movíamos, día tras día, era tremendo. La transición política hacia la democracia avanzaba poco a poco, entre atentados y manifestaciones. Todos los que detestaban la democracia, ponían su granito de arena para volver a la dictadura. Sobresaltados, soportábamos los atentados terroristas. El precio en vidas era exagerado: los atentados de ETA, GRAPO y resto de grupos terroristas, mayoritariamente de derechas, se sucedían. Pese a todo, no nos rendíamos: estábamos tan hartos de la dictadura de Franco, que teníamos muy claro que nada nos detendría. Y nada nos detuvo, ni siquiera el golpe de Estado perpetrado por un esperpéntico bigotudo de la Guardia Civil en la tarde del 23 de febrero, asaltando el Congreso de los Diputados.
El año no empezó bien: el 20 de enero el actor Ronald Reagan sucedía a Jimmy Carter en la Presidencia de los Estados Unidos: la derecha más dura se instalaba en la Casa Blanca. El terrorismo internacional también se enfangaba. El 13 de mayo, en la Plaza de San Pedro, del Vaticano, el turco Mehmet Alí Agca atentó contra el papa Juan Pablo II.
En España, el inicio del año tampoco fue bueno: el 29 de enero, Adolfo Suárez dimitía como presidente del Gobierno de España. Nunca dio explicaciones, o sus explicaciones sonaron a excusas; nunca se supieron las motivaciones reales que le llevaron a dejar sus responsabilidades políticas. Suárez tenía a todas las derechas en su contra, dispuestas a cualquier barbaridad, incluidas los sectores más ultras del Ejército, un ejército de oficiales franquistas que nunca le perdonaron que legalizara el Partido Comunista.
El rey de España, que algo tendría que ver en la dimisión del presidente del Gobierno, encargó el 10 de febrero, a Leopoldo Calvo-Sotelo la formación de un nuevo Ejecutivo. Entre sus primeras medidas, propone integrar a España en la estructura de la OTAN. Y lo hace, porque no se fiaba de los militares españoles, siempre dispuestos a intervenir en la vida civil en defensa de los intereses de las castas dominantes –alta burguesía, banqueros, clero católico, grandes empresas– contra las clases trabajadoras.

UN INTENTO DE SECUESTRO.- En febrero, como preludio de lo que vendría, se produjo un intento de secuestrar a Ramón Rato[1], empresario, propietario de la cadena de emisoras RATO. Nos diría: “NO ES LA PRIMERA VEZ QUE INTENTAN SECUESTRARME”[2]. Tras ese acto, pidió una entrevista con Rosón, ministro del Interior, para estudiar qué medidas de protección debía tomar.

ASESINATO DE UN GENERAL.- El 4 de mayo, los  terroristas de ETA volvieron a actuar en Madrid. Asesinaron al general Andrés González de Suso, en la calle Hermosilla. En el atentado también murió un policía nacional y uno de los terroristas resultó herido grave. La organización terrorista ETA seguía a lo suyo: desestabilizar el país con brutales atentados, quizá para justificar el golpismo de la derecha; porque la derecha necesitaba de los atentados de ETA para reivindicarse como salvapatrias. El 19 de febrero terroristas de ETA secuestraron a los cónsules honorarios de Austria y El Salvador, en Bilbao; y al de Uruguay, en Barcelona.
            Cuando se producían atentados, siempre nos preguntábamos a quién beneficiaban aquellos actos. Estaba claro que el conjunto de la sociedad rechazaba el terrorismo, con la excepción de los grupos minoritarios más violentos y ultras. Asesinar a oficiales del Ejército suponía, además, provocar a un poder real que podía poner en marcha medidas de excepción. Esos atentados tenían un fin de provocación, que únicamente beneficiaba a los más radicales: podían presentarse como víctimas. ETA les facilitó el camino, dificultando, además, el asentamiento de la democracia. Porque sus atentados nunca lograron la independencia del País Vasco. Los avances democráticos y la autonomía de Euskadi se produjeron con la implantación de los partidos políticos y los sindicatos, más el resto de organizaciones sociales. Los atentados de ETA sólo provocaron muerte y sufrimiento, siendo cómplices de la violencia ultra. Los que detestaban la democracia y querían mantener la dictadura franquista sin Franco, necesitaban los atentados de ETA.

EL GOLPE DE ESTADO DEL 23-F
Para entender el golpe de Estado de Tejero y otros militares traidores y sediciosos, hay que recordar que unos meses antes, el 18 de noviembre de 1979, eran detenidos varios militares que preparaban un golpe de Estado, en la llamada “Operación Galaxia”, nombre en clave tomado del lugar de la reunión (Cafetería Galaxia, hoy Café Van Gogh). La conspiración se pudo abortar porque varios de los asistentes a la reunión informaron a sus superiores. El 8 de mayo de 1980 los dos principales conspiradores, Antonio Tejero y Saénz de Ynestrillas, de ideología ultra, fueron juzgados en Consejo de Guerra. Manifestaron que la conversación que mantuvieron era “una discusión teórica sobre la posibilidad de dar un golpe de Estado”. El fiscal pidió condenas de 6 años para Tejero y 5 años para Ynestrillas. Los jueces dictaron una sentencia de risa: siete meses y un día. Y para mayor mofa, ninguno de los dos golpistas perdió su rango militar. Y en el colmo de los despropósitos, Ynestrillas fue ascendido a comandante.
            Pero 1981 estará marcado por una fecha, el 23 de febrero. Pasará a la historia porque ese día, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina, asaltaba el Congreso de los Diputados, interrumpiendo la sesión al grito de “¡¡Quieto todo el mundo!!” y liándose después a tiros, cuando se votaba para nombrar presidente a Leopoldo Calvo-Sotelo. Las imágenes del asalto, dado por un esperpéntico civilón, dieron la vuelta al mundo. Al golpe de Estado se sumaron varias Capitanías generales, como la de Valencia. El traidor y sedicioso Jaime Milans del Bosch decretó el toque de queda y sacó tanques a las calles. En Madrid, parte de la División Acorazada Brunete fue movilizada.
            Todo el Parlamento estuvo en poder de los sediciosos durante unas pocas horas. El rey Juan Carlos rechazó el golpe, en una declaración televisiva en la misma noche del 23 de febrero. Y tras una negociación con los rebeldes, en la que les hicieron ver que su aventura había fracasado, se rindieron. Los diputados fueron liberados, escalonadamente, a partir de las 9 de la mañana.
            En el 23-F estuvieron implicados oscuros, siniestros personaje, como Juan García Carrés, íntimo de Emilio Romero. Formaban parte de la trama civil, nunca investigada por los “jueces”. Los magistrados españoles, de ideología franquista, nunca quisieron llegar al fondo y castigar ejemplarmente a los sediciosos: miraron para otro lado, una vez más. Las condenas, poco después, fueron ridículas para la gravedad del hecho consumado de tener secuestrado a todo el Parlamento español durante más de doce horas.
            En el diario PUEBLO, nuestros jefes y jefecillos no se atrevieron a sacar una edición especial del periódico, condenando el golpe de Estado. El único periódico que salió con una edición especial fue El País. Juan Luis Cebrián y su equipo hicieron lo que los periodistas hacen en esa situación: condenar el golpe y defender la democracia.
            Personalmente, una vez enterado de la noticia, fui a buscar a mi mujer e hijo, que habían estado en el pediatra, el doctor Peralta. Les encontré en Atocha, en la plaza que hoy ocupa el Museo de Arte Reina Sofía. Marchamos hasta casa en autobús, para seguir la evolución de los acontecimientos: algunas emisoras de radio emitían música militar. Durante el trayecto, la gente comentaba en voz baja, asombrada, el golpe de Estado. Nadie entendía que aquel hombrecillo grotesco intentara acabar con la democracia a punta de pistola. En España, pese a los intentos de liquidar el nuevo Estado democrático por parte de la extrema derecha, ETA, GRAPO, FRAP y otras organizaciones terroristas, no había condiciones sociales ni económicas para aceptar un golpe de Estado. Nadie quería volver otra vez a la siniestra, brutal dictadura franquista.


En el 23-F estuvieron implicados oscuros, siniestros personaje, 
como Juan García Carrés, íntimo de Emilio Romero. 
Formaban parte de la trama civil, nunca investigada
por los “jueces”. Los magistrados españoles, 
de ideología franquista, nunca quisieron llegar al fondo
y castigar ejemplarmente a los sediciosos: 
miraron para otro lado, una vez más. 
Las condenas, poco después, fueron ridículas 
para la gravedad del hecho consumado 
de tener secuestrado a todo el 
Parlamento español durante más de doce horas.

    Tras el sobresalto, al día siguiente, estuve en la zona del Congreso: era un espectáculo grotesco. Los guardias civiles que nos impedían acercarnos, parecían muy próximos ideológicamente a los golpistas. Y la entrega de los rebeldes fue de circo. Por un ventanón un guardia civil entregaba su fusil de asalto a otro guardia civil, que después le ayudaba a bajar hasta la calle. Le entregaba el fusil y le indicaba un autobús al que debía subirse.
            José María García, “el butanito”[3], montó su numerito, subido al techo de un autobús, cerca del Hotel Palace. “El butanito” es la antítesis del periodismo en España, por mucha audiencia que pudiera tener. El periodismo que siempre ha hecho ha sido de cartón piedra, basura –igual que hoy hacen en televisión algunos personajes de medio pelo–. Pero eso no es periodismo. Es alfalfa con forma de información, para la gran masa de ignorantes que pululan por España. Pese a todo, José María García está considerado como “maestro de periodistas”. Tiempo al tiempo: la mediocridad campa a sus anchas por España.
            Es importante señalar que hubo un antes y un después del 23-F en la mayoría de la Prensa española. Muchos medios dejaron de jugar a justificar intentonas golpistas y comportamientos antidemocráticos. Los salvapatrias de siempre habían puesto en peligro, una vez más, la convivencia de los españoles. Decidieron que había que tratarles como lo que eran: terroristas. Porque iguales esfuerzos hicieron ETA y la extrema derecha para acabar con la democracia, cada organización con sus particulares excusas. Las hemerotecas están ahí para demostrarlo.

En el diario PUEBLO, nuestros jefes y jefecillos 
no se atrevieron a sacar una edición especial 
del periódico, condenando el golpe de Estado. 
El único periódico que salió con una edición 
especial fue El País. Juan Luis Cebrián 
y su equipo hicieron lo que los periodistas 
hacen en esa situación: 
condenar el golpe y defender la democracia.


 Frustrado el golpe de Estado, el país volvió a su “normalidad”. Profesionalmente seguimos con nuestra normalidad: sucesos, atentados, páginas dedicadas a los ovnis… y casos gravísimos, como el de la colza o aceite industrial desviado al consumo humano que provocó miles de víctimas (muertos más los afectados con lesiones graves de por vida).

EL SECUESTRO DE QUINI
Durante la Transición política, la delincuencia común también se movía con relativa tranquilidad. El 1 de marzo, tras la finalización del partido frente al Hércules, ganado por el Barça con un contundente 6-0, un grupo de delincuentes, a punta de pistola, secuestró a Quini, llevándoselo en su propio coche. Los jugadores del Barça se plantearon no jugar hasta que fuera liberado.
Los secuestradores, días después, pidieron 100 millones de pesetas de rescate: debían ser depositados en una cuenta bancaria en Suiza. La cooperación de las policías española y suiza permitió levantar el secreto bancario, y se descubrió al titular de la cuenta, Víctor Manuel Díaz Esteban, un electricista de 26 años que no tardó en desplazarse al país helvético. Cuando retiró un millón de pesetas, fue identificado: se le investigó y fue detenido de camino al aeropuerto: quería viajar a París. Confesó que tenían recluido a Quina en un zulo, en un taller mecánico situado en la calle Jerónimo Vicens (Zaragoza). La policía entró en el local el 25 de marzo y liberó al futbolista.

EL CASO ALMERÍA
El Caso Almería fue posible por tener un cuerpo militar, la Guardia Civil, vigilando a la población civil, al mando de oficiales tan torpes como desquiciados, brutos y enloquecidos, de ideología conservadora en el mejor de los casos, o directamente de extrema derecha. Los hechos fueron los siguientes:
            El 10 de mayo aparecen tres cuerpos abrasados dentro de un Ford Fiesta, en un barranco de Jergal (Almería). El informe de la Guardia Civil decía que los ocupantes del vehículo eran responsables del atentado contra el general Valenzuela, que habían intentado huir. Incluso dieron los nombres de Mazusta, Bereciartúa y Goyenechea Fradúa. La realidad se empieza a conocer tres días después, con la auténtica identidad de los fallecidos: Luis Montero García, de Salamanca; Luis Cobo Mier, de Santander y Juan Mañanas Morales, de Almería. No eran terroristas: eran tres jóvenes que viajaban desde Santander a Pechina (Almería) para asistir a una comunión.
Una avería en su vehículo obligó a los jóvenes a realizar una parada en Alcázar de san Juan (Ciudad Real). Siguen el viaje en tren hasta Manzanares, donde alquilan un Ford Fiesta verde. Un vecino de Alcázar, tras ver las fotos en televisión de los terroristas de ETA, supuestos autores del atentado contra el general Valenzuela, confunde a los chicos con los miembros de la banda y avisa a la Guardia Civil que, sin hacer la menor comprobación, montó un dispositivo de captura bajo el control del teniente coronel Carlos Castillo Quero. Se dejó guiar por informaciones falsas, no comprobó la identidad de los jóvenes y creyó haber detenido a tres terroristas: tras torturarles, les asesinó. Cuando advirtió su error, ya era tarde: simuló la supuesta fuga, para ocultar los horrorosos crímenes, quemando el vehículo para borrar huellas. En un acto de cobardía, quiso eludir sus responsabilidades como autor de tres delitos de detención ilegal, torturas y asesinato.


El Caso Almería fue posible por tener 
un cuerpo militar, la Guardia Civil, 
vigilando a la población civil, al mando
 de oficiales tan torpes como desquiciados, 
brutos y enloquecidos, de ideología conservadora 
en el mejor de los casos, o directamente de extrema derecha

Sólo tres de los once guardias civiles autores de las torturas y asesinatos de los tres jóvenes fueron condenados a cárcel. El resto siguió en sus puestos. Las condenas, no excesivas, fueron cumplidas en parte en prisiones militares, hasta que se logró que el principal responsable de las detenciones ilegales, torturas y asesinatos, Carlos Castillo Quero, ingresara en una prisión para delincuentes comunes.

EL EXTRAÑO ATRACO AL BANCO CENTRAL
Finalizando el mes de marzo de 1981, se produjo en Barcelona un extraño atraco a las oficinas del Banco Central. La Policía detuvo a los atracadores, que tenían secuestrados a bastantes rehenes, tras una operación muy aparatosa. El hecho nunca quedó muy claro, por sus connotaciones políticas.
            Hay distintas versiones del atraco. Una versión dice que once atracadores entraron en la sede del Banco Central Barcelona con el objetivo de recuperar un maletín de una caja de seguridad, fingiendo un atraco. En el interior de ese maletín estaban los detalles del golpe de Estado del 23F, con la futura composición del Gobierno, capitanías implicadas, supuesta participación del rey. Aseguran que el atraco fue un montaje de los servicios secretos.
            Una segunda versión, menos truculenta, informa de un grupo de delincuentes comunes que asaltan el Banco central de Barcelona, en la Plaza de Cataluña, tres meses después del 23-F, tomando 200 rehenes. El sábado 23 de mayo los atracadores, en un asalto muy rocambolesco, se hacen pasar por miembros de extrema derecha: exigen la libertad de los golpistas del 23-F y piden un avión para llevárselos a la Argentina. Ocultan su auténtico objetivo: vaciar la caja fuerte del banco y huir a través de un túnel, desde la cámara acorazada hasta las cloacas. El domingo 24 de mayo, a las diez y cuarto de la noche, los GEOS, cuerpos especiales de asalto de las fuerzas de seguridad, asaltan el banco y detienen a los atracadores. Ponen fin a lo que parecía otra intentona golpista: chapuza de chorizos, macarras y anarquistas despistados.

LA LEY DEL DIVORCIO
En la España de Franco, el divorcio estaba prohibido. Lo que la iglesia católica, apostólica y romana unía, era indisoluble… salvo que se tuviera el suficiente dinero como para anular el matrimonio en el Tribunal de la Rota. La iglesia católica, secta de parásitos sociales, sólo se mueve por dinero. Para corregir esa anomalía, sufrida durante toda la dictadura de Franco (1939-1975), el Congreso de las Diputados aprobó el 22 de junio la Ley del Divorcio.
            El divorcio se regula por vez primera en España con la Constitución de 1931, durante la segunda república. En la Ley de divorcio de 1932, aprobada en Cortes, se dice en su artículo 43 se decía: “La familia está bajo la salvaguardia especial del Estado. El matrimonio se funda en la igualdad de derechos para uno y otro sexo, y podrá disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges con alegación en este caso de justa causa”.
            La dictadura de Franco abolió la ley y hubo que esperar más de cuarenta años para que se aprobara una nueva Ley de Divorcio, a propuesta del ministro Fernández Ordóñez. Una vez más la iglesia católica activó todos sus resortes para oponerse a la aprobación de la ley, contando con la colaboración de toda la Prensa de derechas y de extrema derecha, que no dejaron de ridiculizar el proyecto de ley, vaticinando una vez más la llegada de Sodoma y Gomorra, la destrucción de la familia cristiana y otras estupideces. Resultaba desalentador comprobar la injerencia de la iglesia católica, dependiente del Estado del Vaticano, en la política española sin que ningún político haya intentado alguna vez poner a esa secta religiosa en su sitio.
            Se aprobó la ley sin que las familias católicas, o no católicas, se rompieran… o se rompieron los matrimonios que ya estaban rotos, que mantenían la apariencia de matrimonios normales. La moral de la época, bastante alejada de la moral de los obispones franquistas, vivió el divorcio con naturalidad. La sociedad aceptó que si un matrimonio no funcionaba, lo mejor era el divorcio. Una convivencia obligada se vuelve enfermiza.

ELEUTERIO SÁNCHEZ, EL LUTE
Mitificado por el franquismo como icono de la delincuencia, Eleuterio Sánchez, El Lute, logró que el Consejo de Ministros le concediera el indulto total. Publiqué la información el 22 de junio, titulando la información: “EL LUTE” ESTRENA LIBERTAD. Añadí un sumario, con una frase del protagonista: “Siempre he sido Eleuterio. El Lute, por sí mismo, no se sostiene”. Fue mi particular contribución a desmitificar el personaje, aunque antes ya había hecho todo lo que estuvo en mi mano para que le pusieran en libertad: entrevistarle en exclusiva en el penal de Cartagena, publicar pequeños y medianos artículos informando de sus condiciones carcelarias… no merecía estar en la cárcel.
 Pablo Torres y Eleuterio Sánchez, en el Penal de Cartagena

            Me desplacé hasta Alcalá de Henares, donde estaba El Lute recluido en régimen de semi-libertad. No me reconoció[4] y no le quise decir que le había entrevistado en el Penal de Cartagena. Respondió a mis preguntas, respondió a otras preguntas de otros periodistas: mostraba una vez más su talento. Yo volvía a escribir de Eleuterio, tratando de que le vieran como una persona más. Eleuterio Sánchez fue un delincuente menor, forzado por las circunstancias. De haber nacido y crecido en otros ambientes, seguro que no hubiera sido un delincuente de segundo orden.


En la nochevieja de 1971 Eleuterio se fugará
de la prisión del Puerto de Santa María. 
Cientos de policías y guardias civiles le buscarán 
sin éxito. Eleuterio, El Lute, se convierte 
en un mito, en un delincuente de leyenda. 
Su fuga será larga, para escarnio y burla 
de las fuerzas de seguridad: tardarán 
tres años en volver a capturarle. 
Eleuterio estará en la cárcel hasta 1981, 
cuando el Gobierno le concede el indulto total.

     
 Para aproximarse a Eleuterio Sánchez, añado algunos datos biográficos: nació el 15 de abril de 1942 en Santibáñez de la Sierra (Salamanca), en una familia merchera[5]. Su primer encarcelamiento se debió al robo de dos gallinas, hecho por el que fue condenado a dos años de prisión, cumpliendo seis meses. El 5 de marzo de 1965 participó en el atraco a una joyería de la calle Bravo Murillo, de Madrid. En el tiroteo resultó muerta una persona. Los atracadores lograron un botín de 120.000 pesetas. Detenido, fue sometido a un juicio sumario, sin garantías procesales. Los jueces franquistas, aplicándole la ley de vagos y maleantes, le condenaron a muerte. La sentencia fue conmutada por la de 30 años.
            En 1966 se fuga tirándose de un tren en marcha, cuando le trasladaban al penal del Dueso (Cantabria). La Prensa sobredimensiona al fugitivo, tratándole de peligroso criminal. Tras ser capturado, se le llevó a la prisión de El puerto de Santamaría en Cádiz, donde fue tratado con excesiva dureza, internándole en celdas de aislamiento y tratando de evitar que estudiara. Eleuterio soportó todos aquellos castigos y se esforzó en aprender. Quería ser libre a toda costa.
            En la nochevieja de 1971 Eleuterio se fugará de la prisión del Puerto de Santa María. Cientos de policías y guardias civiles le buscarán sin éxito. Eleuterio, El Lute, se convierte en un mito, en un delincuente de leyenda. Para unos es un villano, para otros un héroe. La Prensa tardo franquista se dio un festín informativo, con noticias ciertas o inventadas sobre el personaje: mantenían al país en vilo. Su fuga será larga, para escarnio y burla de las fuerzas de seguridad: tardarán tres años en volver a capturarle. Eleuterio estará en la cárcel hasta 1981, cuando el Gobierno le concede el indulto total.

EL ACEITE DE COLZA
En la primavera de 1981 se detectó una “enfermedad” que acabaría afectando a más de veinte mil personas, provocada por el consumo de aceite de colza. Ese aceite provocó la muerte de más de 500 personas y miles de afectados con graves secuelas de por vida, según los estudios forenses. Poco a poco se conoció que la “enfermedad”  no era una enfermedad: era un envenenamiento masivo de la población por consumir aceite de colza industrial, derivado hacia el consumo humano. En aquellos primeros meses, se sabía poco de aquel envenenamiento masivo que escondía una operación fraudulenta para ganar dinero. Las víctimas mortales que provocaron y salud de los miles de afectados les importó muy poco.
            Meses después de iniciado el envenenamiento, publiqué un artículo:
           
Afectados por el aceite asesino[6]
                        LOS ENFERMOS DECLARAN ANTE EL JUEZ
Padecen las secuelas del síndrome tóxico y su principal preocupación es que no consiguen ponerse bien. “Para solucionar el problema nos quieren tapar con dinero”, dice el padre de dos niñas…

            Los jueces españoles se tomaron su mucho tiempo para hacer “justicia”. En 1989 el Tribunal Supremo declaró probada, ante la contundencia de las pruebas, la relación de causalidad entre el consumo del aceite de colza desnaturalizado (industrial) y la enfermedad. También dejó claro que el aceite fue desviado conscientemente al consumo humano por un “desmedido afán de lucro”. Miles y miles de afectados sufrirían de por vida las secuelas del envenenamiento y tardarían todavía bastantes años en cobrar las indemnizaciones, pagadas por el estado, no por los responsables del envenenamiento.

UN TERRIBLE ACCIDENTE DE TRÁFICO
EN QUINTANAR DE LA ORDEN (TOLEDO)
El Partido Comunista de España organiza todos los años la Fiesta del PCE en la Casa de Campo, en Madrid. En 1981 se celebró, como en los años anteriores, la Fiesta de los Comunistas; pero ese año tendría un inesperado final dramático. En las primeras horas del 28 de septiembre de 1981, un autocar que viajaba desde Madrid hacia Murcia, con militantes que habían participado en la Fiesta del PC, colisionó frontalmente con un camión de gran tonelaje en Quintanar de la Orden, pueblo de La Mancha toledana, situado a unos 120 kilómetros de Madrid. El resultado fue brutal: 27 muertos.
 Página del diario PUEBLO dedicada al accidente en Quintanar de la Orden (Toledo)

En 1981 yo tenía 27 años y trabajaba como periodista en el diario PUEBLO, redactor de Sucesos y reportero. Me tocó cubrir las primeras informaciones del accidente en Madrid. Fui hasta el hospital Primero de Octubre, situado en el sur de Madrid, para obtener datos. En el hospital, con las emociones descontroladas y muchas lágrimas, hablé con familiares y médicos; en el hospital, me encontré y hablé con Dolores Ibarruri, Pasionaria, que entonces tenía 86 años. Era una anciana entrañable que no dejaba de llorar. Han pasado desde entonces más de 30 años. Publiqué un artículo, titulado:

                El accidente ha sido espantoso, declara uno de los sanitarios…
                        “LO ÚNICO QUE SIENTO ES FRÍO”[7]
Dolores Ibarruri, presidenta del PC, y Rodríguez Colorado, presidente de la Diputación Provincial de Madrid, fueron al Primero de Octubre para compartir el dolor de los familiares…

En la dictadura de Franco, Dolores Ibarruri o Santiago Carrillo eran la encarnación del mal. Durante la transición política, los sectores más ultras insistían en sus mentiras para descalificarles y, de paso, descalificar a cualquier demócrata, fuera comunista, socialista, social-demócrata, liberal… Todos eran tildados de rojos, de comunistas. Los comunistas, los rojos –según la propaganda franquista–, tenían cuernos y rabo como el demonio y olían a azufre. Eran los enemigos de la España eterna de Franco. En los primeros años de la recuperada democracia, se mantenía el calificativo; aunque las libertades empezaban a recuperarse.

DOLORES IBARRURI.- En la dictadura de Franco, Dolores Ibarruri, Pasionaria, era la encarnación de todos los males. Incluso los más ultras insultaban a los rojos, o creían insultarles, llamándoles “hijos de la Pasionaria”. Dolores Ibarruri regresó a España en 1977 y fue elegida, de nuevo, diputada por Asturias en las primeras elecciones democráticas, tras la dictadura[8]
 Dolores Ibarruri, Pasionaria, con familiares de las víctimas, en el Hospital 12 de octubre de Madrid

Sé que hablé con doña Dolores, aunque no soy capaz de recordar exactamente lo que me dijo. Quiero pensar que quizá dijo “Tratar bien a mis hijos”, a las víctimas del accidente, todos comunistas. Sé que doña Dolores era una mujer mayor, bondadosa y amable, soportando un gran sufrimiento y dolor por la muerte de sus camaradas.

LAS CÁRCELES AL LÍMITE
Todo el país estaba convulsionado, al límite. El terrorismo imponía su tributo de sangre con la única finalidad de acabar con la democracia. En aquel año, las cárceles estaban saturadas. La tensión era palpable desde 1977. Las injusticias y las desigualdades, las leyes franquistas de la dictadura llenaron las cárceles.
Entre los artículos de ese año, uno referido a las prisiones:

30 de septiembre 1981. PUEBLO
                        SITUACIÓN CARCELARIA LÍMITE[9]

     Se vivía un nuevo tiempo, con los centros penitenciarios saturados. No hay que olvidar que los Tribunales de Orden Público, creados en la dictadura de Franco para la represión política, dictaron más de 35.000 condenas entre 1963 y 1975. El pueblo quería libertad, una amnistía para consolidar la recuperada democracia.

EL AÑO DE LOS OVNIS
Fue el Año-ovni. En 1981 publicamos hasta 49 páginas de Ovni Experiencia y dos artículos relacionados: estuvimos 49 sobre las 52 semanas del año con nuestros lectores. Y actualmente no tengo la menor duda de que las páginas de Ovni Experiencia se dejaron publicaron con la única finalidad de rebajar la tensión política que se vivía en España en aquella época.
 Los ovnis fueron una constante en 1981
       Días antes del golpe de Estado, perpetrado el 23 de febrero por aquella piara de ultras asilvestrados, Ovni Experiencia publicó el que consideró el caso más importante hasta ese día: el aterrizaje de una nave en Fuentecén (Burgos). Hubo tres testigos, que vivieron una experiencia única e irrepetible; y alguna que otra extraña desaparición de personas y su posterior localización, sin que recordaran nada de esos días desaparecidos.
       El caso nos llamó mucho la atención. Recibimos la información porque nos llamaron por teléfono desde Fuentecén. Analizamos la información, creyendo a la persona que nos llamó. Decidimos que fuera Jesús Carrillo, el menos “ufo”, a investigar. Y realizó un gran trabajo. El tema fue portada en el periódico y le dedicamos bastante espacio, fuera y dentro de la página de Ovni-Experiencia.

Ovni Experiencia publicó el que consideró 
el caso más importante hasta ese día: 
el aterrizaje de una nave en Fuentecén (Burgos). 
Hubo tres testigos, que vivieron una 
experiencia única e irrepetible; 
y alguna que otra extraña desaparición
de personas y su posterior localización, 
sin que recordaran nada de esos días desaparecidos.


   
El caso de Fuentecén sería recogido posteriormente por Juan José Benítez en un libro sobre ovnis. Y Francisco Minaya y yo en más de una ocasión nos hemos tenido que referir en distintos medios, al caso del aterrizaje del ovni de Fuentecén. Quede claro que el fenómeno ovni todavía provoca risitas cómplices, pequeños codazos que vienen a indicar que los que creemos en el fenómeno ovni estamos tocado de la cabeza. En fin, allá ellos. El fenómeno ovni es una realidad incuestionable, que nada tiene que ver con las creencias religiosas.
            Recuerdo también que fui a Mérida, a un congreso de ufología. Aproveché para ir con Ana y Pablo, que tenía tres años. En los descansos, nos trasladábamos hasta los restos romanos: me fascinaba la sonoridad del teatro romano. Desde la parte alta escuchabas claramente las conversaciones, sin altavoces. Pablo enredaba de un lado a otro (tiene una foto con Enrique de Vicente, gran ufólogo, que le sostiene sobre sus hombros).

UN CONJUNTO DE 87 ARTÍCULOS.- Junto con las informaciones dedicadas al fenómeno ovni (normalmente con una media de tres artículos por página), publiqué un conjunto de 87 artículos, muchos de Sucesos (asesinatos, atracos, desgracias…), sección en la que trabajaba con Francisco Minaya y Antonio Echarri).
 Bar "El Manos", donde comíamos excelentes boquerones fritos.

Recuerdo que teníamos extrañas costumbres, entonces vistas con entera naturalidad. Más de un día, una vez que completábamos la edición de Madrid y las rotativas se ponían en marcha, a eso de las doce y media de la mañana, nos íbamos a comer boquerones fritos y otras frituras a un bar situado en la esquina de la calle Lope de Vega con la calle de san Agustín, junto al convento de las Trinitarias Descalzas, donde enterraron a Cervantes en abril de 1616. El grupo lo formábamos Pedro Soler, el murciano de Cartagena; Ernesto Franquet, “el bola”, que también trabajaba en el gabinete de Prensa de TVE; Rafael Boutelier, fotógrafo con Leica; Ángel Molleda, fotógrafo con Nikon, César Palomino, hijo, jefe del Archivo fotográfico; y Paco Minaya y yo, redactores de Sucesos del turno de mañana. El bar actualmente se llama Bar Mariano[10]. Nosotros lo llamábamos el “bar El Manos o del manos”, por el tamaño de las manos, auténticas zarpas de oso pardo, de uno de los propietarios, grande como un armario de tres cuerpos: nos servía las raciones de boquerones fritos cogiendo con su mano derecha los boquerones, que depositaba en el plato. Y nosotros, sin rechistar, nos liábamos a comer esos deliciosos boquerones, sin el menor asco. Hoy día lo pienso y…
            Algunas informaciones te dejan huella, por  su carácter humano; otras,  por lo absurdas que pueden llegar a ser. Recuerdo algunos casos que me afectaron o disgustaron:

TRAGEDIA FAMILIAR.- El caso se produjo en el barrio madrileño de Hortaleza (publicado el 15 de enero de 1981). Una mujer de 34 años y cuatro de sus hijos resultaron muertos, víctimas de alguna intoxicación alimentaria fulminante, no especificada (el quinto hijo se encontraba con unos tíos). Los cadáveres no presentaban signos de ninguna violencia: la muerte les sorprendió a los cinco, la madre y sus hijos, de sopetón. La madre estaba en un lugar de la casa, los hijos en otras estancias, donde había vómitos. 

ASESINATO EN MORATA.- Otro caso extraño fue el de un asalto a un chalet en Morata de Tajuna, con una persona asesinada (15 de agosto de 1981). Morata es un pueblo del Este de Madrid, a unos 35 kilómetros de la capital. Cubríamos muy bien las primeras informaciones, éramos muy rápidos y buenos, pero luego no seguíamos los casos. El ritmo de trabajo era tan intenso, que resultaba imposible hacer pausas para reflexionar y hacer un seguimiento de los asesinatos, atracos, incendios…
El asesinato se produjo en un chalet situado en el Km, 12,200 de la carretera M-320. Unos familiares jugaban a las cartas cunado una perra loba de los dueños del chalet empezó a ladrar con fuerza. Los ocupantes se alarmaron. Inmediatamente se vieron sorprendidos por cuatro jóvenes delincuentes armados con una escopeta de caza, cuchillos… uno de los asaltantes les gritó: “¡No se muevan. Esto es un atraco!”. Uno de los familiares, en un acto temerario, cogió una de las sillas que había en el porche e intentó golpear al delincuente, que le disparó a bocajarro en el pecho, matándole. Fue una muerte absurda, tan absurda como el propio asalto del chalet.

NIÑOS MENDIGOS.- La mendicidad en Madrid está reseñada desde el siglo XVI. Un vistazo a la novela picaresca ofrece un repertorio de pícaros y mendigos en la villa y corte de Madrid. En la década de los 80, del siglo XX, Madrid tenía sus mendigos: ocupaban espacios estratégicos en las puertas de las iglesias o en zonas de mucho tránsito de personas. Cuanta más gente pasa, más son las posibilidades de que les echen una moneda.
            La mendicidad es una de las peores caras del capitalismo más brutal, que desnuda la injusticia social: unos ganan millones y otros no tienen ni pan ni casa. El 24 de agosto de 1981 publiqué una página denunciando la utilización y explotación de niños en la mendicidad: LOS NIÑOS MENDIGOS…. Había y hay mafias especializadas en la explotación de menores, a través de la caridad: los niños ablandan conciencias, obtienen más beneficios para sus mentores. Pero no deja de ser caridad, que esconde la injusticia de un sistema social basado en las castas y en las desigualdades sociales.

AMANDO DE MIGUEL.- El sociólogo Amando de Miguel ha involucionado desde sus convicciones democráticas hasta situarse en la extrema derecha. En 1981 era un hombre razonable, de cierto prestigio. Le entrevisté y publiqué la entrevista el 3 de noviembre porque impartía clases en la Universidad Central de Barcelona y tuvo que abandonar Cataluña por las presiones y amenazas que recibía. Fue uno de los firmantes del “Manifiesto de los 2.000” y estuvo en el punto de mira de la organización terrorista Terra Lliure.
En España se olvida o se desconoce que los nacionalismos son movimientos políticos de derechas, cercanos al proto-fascismo. Los nacionalismos se construyen con mentiras, falsedades… y enemigos. Los nacionalismos se inventan enemigos para definirse como víctimas y reivindicar un espacio propio, excluyente. De ahí al fascismo hay un paso. Terra Lliure en Cataluña es una entidad nacionalista de derechas, comparable a ETA. Quieren imponer sus ideas por la fuerza, lo mismo que hizo Franco.
En la entrevista, Amando de Miguel dijo cosas importantes:
-¿Se puede decir que tu salida “forzada” de Barcelona es una especie de auto-exilio?
-No, no. No es auto-exilio, ni mucho menos. También me decían algunos cuando me iba de Barcelona, que me marchaba al exilio interior. Me reía un poco de eso. También es un poco risible pensar que me vengo al exilio. Me encuentro muy a gusto y es mi estado natural. La patria es el idioma. O sea que mientras yo pueda explicar en mi idioma, mientras lo pueda hacer a gusto, no se puede considerar un exilio.
            Amando de Miguel añadió que la situación de los castellanos-parlantes es mala y que tras el nacionalismo catalán se escondía el deseo de llegar a ser independientes[11].

NUEVAS FUENTES DE ENERGÍA.- El mundo se mueve con la energía del petróleo. Las grandes compañías petroleras son las que antaño tenían el monopolio del carbón. Siempre han tratado de controlar las otras energías, las energías limpias, no contaminantes. Mi interés por esas otras energías, alternativas y limpias, me llevó a escribir tres artículos en tres páginas… o un artículo largo ofrecido en tres páginas, sobre centrales eólico-solares o solares fotovoltaicas. Se publicaron los días 17, 19 y 30 de noviembre de 1981. Debo añadir que si actualmente el mundo depende del petróleo se debe a que las grandes petroleras no tienen el control de las nuevas energías limpias y renovables, no contaminantes. Y se imponen a los Gobiernos, que rara vez defienden a los ciudadanos frente a las grandes corporaciones, capaces de quitar o poner gobiernos financiando campañas electorales o campañas de Prensa para desacreditar la rentabilidad de las energías limpias y renovables, no contaminantes.





[1] Artículo publicado en el diario PUEBLO, edición Madrid, el 12 de febrero de 1981.
[2] Estaba amenazado por ETA militar.
[3] El feliz apodo se lo puso el fotógrafo Pepe Rubio.
[4] Quizá fue porque en aquel año de 1977 yo lucía barba y pelo largo.
[5] Quinqui. Los que viven al margen de las reglas estructuradas de la sociedad española. Diccionario Manuel Seco. Madrid, septiembre 1999. Grupo Santillana Ediciones.
[6] Jueves 3 de septiembre 1981. Diario Pueblo, edición Madrid. Era la colza, el aceite industrial desviado para consumo humano, por un grupo de empresarios desaprensivos. Los responsables del envenenamiento salieron prácticamente impunes. El proceso judicial se alargó durante 20 años. Una vergüenza más de la justicia española.
[7] Diario PUEBLO, Edición Madrid, 28 de septiembre 1981.
[8] Hay mucha información sobre Dolores Ibarruri, Pasionaria, en la red y en cientos de libros. No quiero extenderme en su biografía.
[9] El problema real era la saturación de las cárceles. Exceso de presos.
[10] No recuerdo si en 1981 tenía el mismo nombre.
[11] Es exactamente lo que planteó Artur Más en la convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña, en el año 2012: la independencia. Y la situación del castellano es Cataluña es la denunciada por Amando de Miguel.

lunes, 18 de febrero de 2013

LA BATALLA DEL JARAMA. SEXTA MARCHA MEMORIAL




El sábado 16 de febrero del 2013 se desarrolló la Sexta Marcha memorial Batalla del Jarama, en los parajes donde soldados españoles y brigadistas internacionales, en febrero de 1937, defendieron la libertad y la democracia contra las tropas de los sediciosos Mola, Franco y resto de golpistas

La sexta Marcha Memorial Batalla del Jarama, Ruta de la XIV Brigada Internacional, se inició a las diez horas, en las proximidades de la fábrica de cemento, sin que presentara dificultades en su recorrido. El punto de llegada era el monumento de las Brigadas, que se alcanzó sobre las 13: 15 horas. Representantes del PCE de Getafe (Madrid) ofrecieron un pequeño aperitivo a los participantes. Después se celebró un acto de homenaje a los soldados y brigadistas de la República. Estuvieron en el evento: los hermanos Joseph y Vicente Almudéver, brigadistas, que viven actualmente en Francia; Juan Antonio Mayoral, veterano del ejército republicano; Luz Alonso, joven republicana en aquellos años. Participaron también dirigentes de ACER (Amigos y Combatientes de la España Republicana), entre ellos Claire Rol-Tanguy, hija del coronel Henry Rol-Tanguy, comisario de la XIV Brigada Internacional.
 Los hermanos Joseph y Vicente Almudéver, brigadistas

            En el año 2013 se han cumplido 10 años de la primera conmemoración de esta batalla, acto en que participaron un grupo de amigos, siguiendo el impulso de su promotor: Bob Doyle. El 12 de febrero del año 2003 levantaron, cerca de la Colina del Suicidio,  un túmulo de piedras en memoria de Kit Conway, amigo de Bob Doyle, y de sus compañeros del batallón británico y de la XV Brigada Internacional. Con los años se levantaron el gran monumento a las Brigadas, en Morata (2006) y el memorial a Charlie Donnelly en Rivas (2010). Recuerdan la lucha por la libertad y la democracia, frente al fascismo.
VOLUNTARIOS FRANCESES.- La marcha del año 2013 se dedicó a los voluntarios de lengua francesa (franceses, belgas, argelinos, marroquíes y tunecinos)  que lucharon en el Jarama. Fueron más de 3.000 soldados, integrados en los cuatro batallones de la XIV Brigada Internacional, “La Marsellesa”;  y en los batallones Commune de Paris (XI Brigada Internacional), André Marty (XII Brigada Internacional) y Six Fevrier (XV Brigada Internacional). Muchos dejaron sus vidas en los olivares del Jarama, como Alfred Brugères, joven comunista que, después de ser herido  en los combates de la Ciudad Universitaria, murió luchando: frenó con sus compañeros el avance de las tropas fascistas por esta meseta de Morata.
            Se recordó a François Mazou, combatiente en el batallón Six Fevrier. En 1986 viajó a Madrid para abrir una vía de recuerdo a sus compañeros, “los olvidados del Jarama”. Su trabajo permitió la recuperación de la memoria de aquellos combatientes. En 1989 se levantó un primer memorial junto a la fosa común donde descansan los restos de los caídos; y en la gran placa que, en 1994, se puso en una pared del fondo del cementerio de Morata.

RECUPERAR ESPACIOS.- Las Marchas que rememoran la Batalla del Jarama, donde intervinieron activamente las Brigadas Internacionales, con milicianos españoles, son un evento internacional. En la edición del 2013 han participado 60 irlandeses (FIBI), 50 del Reino Unido (IBMT), 17 de Francia, más familiares y amigos de las Brigadas de otros muchos países: Estados Unidos, Italia, Alemania, Escocia…
            En los distintos escenarios en los que combatieron brigadistas y soldados de la República española, hay restos históricos de los combates en forma de edificaciones militares. Esparcidos por distintas zonas hay trincheras y troneras, en un lamentable estado de conservación. La incuria oficial, unida a un oculto miedo al franquismo, permite que año tras año se deterioren esos monumentos de interés histórico; cuando lo normal sería recuperarlos e instalar un parque histórico-arqueológico que se utilizara para mostrar una parte muy importante de la Historia de España.
 Restos de una tronera, en medio de los olivares

MUSEO DE LA BATALLA.- El Museo de la Batalla del Jarama tiene una nueva estatua de Goyo Salcedo: “Guerra. Cuerpo de mujer”. Como la inaugurada en el año 2012, está hecha con metralla recogida en las áreas de batalla. Es un homenaje a las mujeres y niños, víctimas de los bombardeos de la aviación sobre la población civil en Madrid, Barcelona, Guernica, Morata de Tajuña…
 Acto final de la Sexta Marcha, tras el homenaje en el cementerio de Morata de Tajuña

ACTO EN EL CEMENTERIO.- Antes de regresar a Madrid y otros puntos de España, los participantes en la Marcha se trasladaron hasta el Cementerio de Morata de Tajuña para un homenaje a los brigadistas y soldados españoles que murieron en la Batalla del Jarama en defensa de la libertad y la democracia.

Texto y fotografías: Pablo Torres
Madrid, 18 de febrero 2013